Memoria. El edificio como esa primera piel. “AZALAREN MEMORIA: La piel siente, recuerda y cuenta”.

La piel como frontera entre el exterior y nuestro interior, como identidad física, como conciencia del cuerpo propio y del ajeno. Es nuestra memoria, metafórica de la infancia: ese lugar en el que nos conformamos a nosotros mismos”. Hundertwasser

La idea de denominar al documental “La tercera piel” tiene origen en la teoría de Las 5 pieles de Hundertwasser. El arquitecto y artista plantea que todas las personas estamos constituidas por estas cinco pieles. La primera de ellas es nuestra propia piel, la epidermis.

La piel es un órgano sensorial con capacidad de regenerarse, el más grande del cuerpo humano, un escudo inmune, impermeable, resistente, flexible y respira las 24h. La piel es esencial, por este canal sentimos, se activa el tacto, evidenciamos emociones, sensaciones… la piel habla, tiene su propio idioma. Es una envolvente que define el límite con el mundo exterior. Es un espejo de nuestro interior. Nuestra superficie sensorial que permite la conexión con el exterior.

La epidermis es la más cercana al yo interior. La piel representa la memoria. Recoge nuestro pasado, la trayectoria, la experiencia, lo que somos. La piel siente, recuerda y cuenta.

La piel de EDE Fundazioa, simbolizada por nuestro edificio en la calle Simón Bolívar, se ha transformado a lo largo de cuatro décadas, atenta a los retos sociales, actualizándose para generar cambios duraderos, inclusivos y sostenibles.

La dermis, que proporciona estructura y elasticidad a la piel, ha ido adaptando el espacio físico a la Misión de la organización. Así, a lo largo de estos 40 años, se han derribado los altos muros, se han abierto las paredes exteriores y ampliado ventanas y balcones para conectar con la comunidad. La hipodermis de EDE, sus paredes interiores y tabiques, se fueron invisibilizando para poder trabajar, conversar, habitar y transitar de forma más transparente.

Ahora renovamos completamente nuestra piel para poder responder mejor a las nuevas necesidades.

Cada pedacito de pared, de piel, cuenta la historia, la emoción, el deseo, la Misión y la labor de EDE Fundazioa. Gracias a la memoria entendemos el presente y nos proyectamos hacia el futuro, respetando lo que somos.

La piel siente, recuerda y cuenta.